Tensegridad es un valor dentro de la
arquitectura que garantiza la sujeción de los materiales en función a una
tensión equilibradora de los elementos. Este es el principio que sigue Tensegridad, el primer poemario de Fran Amador, persiguiendo
la estabilidad emocional en nuestro mundo-torbellino lleno de urgencia y
desvarío, y que ha sido presentado la tarde del 27 de mayo en la libreríaAtenea de Zafra.
El sentido
cosmológico de la obra deriva en una nueva y replanteada Divina Comedia,
estableciéndose en cinco partes que agrupan diversos cuadros escénicos guiados
por el centauro Bai (objetivando así la
interpretación del poeta-protagonista).
Fran Amador
disloca el lenguaje en metáforas surrealistas y delirantes creando una realidad
claustrofóbica entre el bramor de las máquinas y las computadoras de una
sociedad inhumana cercana al holocausto, como se encargan de señalar las ilustraciones Sergio Pinto Briones, Aldo Alcota, Arístides Rosell, Alfonso Reza y María Teresa Trasobares, todas ellas de una gran carga onírica en su figuración, artistas que consiguen una dinámica tensegridad junto a los textos.
Tensegridad es una reflexión poética que nos
ayuda a recobrar la armonía dentro un mundo caótico, en donde el arte (lejos de
ser anestesiante) significa proceso y cambio cuando es honesto y firme como lo
es su autor, Fran Amador.
Comentarios